MEDICARE: Un monstruo de 4 cabezas

Cumplir 65 en los Estados Unidos de América tiene sus ventajas. Una de ellas, al menos en teoría, es que entras al mundo de Medicare. Pero no te emociones todavía: esto no es una fiesta, es un laberinto con siglas. Un monstruo de cuatro cabezas que, si no te comes con calma, te indigesta con gusto. Aquí van sus partes, bien explicaditas y sin anestesia.

PARTE A:
Es la más básica. Cubre hospitalización, pero no creas que te pone en suite con flores. Cubre lo necesario, lo justo… y a veces, ni eso. Dicen que es “gratis”, pero ya lo pagaste durante toda tu vida laboral, así que no te están regalando nada. No es generosidad, es devolución a regañadientes.

PARTE B:
Cubre doctores, consultas y servicios ambulatorios. Aquí es donde empieza el cobro mensual. Así que sí: para que te vean la cara, primero tienes que pagar. Si no te inscribes a tiempo, te cae penalidad. Como en el colegio… pero con tu salud.

PARTE C (Medicare Advantage):
Un Frankenstein armado por las aseguradoras privadas. Te venden que todo está incluido, pero cuidado: a veces ni el sentido común está cubierto. Requiere autorización para casi todo. Es como tener un seguro… que hay que pedirle permiso para usar.

PARTE D:
Cubre los medicamentos. O parte de ellos. O algunos, a veces. Y cuando más los necesitas, aparece el infame “donut hole”, ese vacío de cobertura donde pagas más y entiendes menos. No es broma: ni el azúcar te lo cubre si eres diabético. Bienvenidos al hueco.