Miami sufre de una nueva epidemia que tiene su epicentro en el Consulado de España en esta ciudad. Cada mañana, decenas de personas hacen cola a las puertas del consulado, desde bien temprano, papeles en mano, en procura de un nuevo pasaporte para su colección.
Son ciudadanos naturalizados en los Estados Unidos de América, con casa en el Doral, carro nuevo en el garaje y hasta su tarjeta de Medicare en la cartera. Pero todo esto no les basta. Ahora también quieren la nacionalidad española.
En la fila se pueden escuchar todos los acentos: venezolano, colombiano, argentino, y, por supuesto, el cubano que siempre destaca. Todos ellos buscando su nuevo pasaporte español.
Todo este revuelo es causado por la decisión del gobierno español de otorgar su nacionalidad a todos los descendientes directos de ciudadanos españoles. Nietos y bisnietos pueden solicitar la nacionalidad española, a más tardar en octubre de este año, vivan donde vivan, sin necesidad de haber pisado nunca la madre patria.
¿Amor por la tierra de sus ancestros? ¿Deseo de reconectar con la sangre ibérica?
¡Nada de eso! Lo que buscan es acceso libre a la Unión Europea, a sus beneficios, a la movilidad… y al «por si las moscas» de siempre.
Estos malagradecidos han recibido todos los beneficios que concede nuestro país, pero no se conforman con el Sueño Americano.
Mosquitazo:
También quieren la siesta española.
Y si pueden, el cafecito en Roma y el retiro en Lisboa.
Estos oportunistas se las saben todas:
les sacan provecho a todos los países sin comprometerse con ninguno.
Viven el Sueño Americano, disfrutan a lo europeo…
y se quejan al más puro estilo latino.