Banquete de pirañas (Segunda Parte)

Justo cuando crees que nada puede ser peor que tu prima del seguro… ¡Aparecen los tasadores públicos!

Esos supuestos aliados tuyos, llegan con sonrisa de tiburón y villas y castillas. —No se preocupe que yo me encargo. Usted no paga nada.

Y uno, inocente como el primer día de escuela, les firma. Porque claro, por fin hay alguien de nuestro lado, dispuesto a defendernos de las malévolas compañías aseguradoras.

¡Ja! ¡No me hagas reír!

Lo que ellos no te dicen es que vienen con un apetito voraz, dispuestos a acabar con todo. Y lo que tú pensabas que era ayuda, resulta ser otro trozo del pastel de tu tragedia.

Tasadores, abogados, contratistas… todos le hincan el diente. Y tú, que sufriste el daño, terminas solo con unas pocas migajas. Es un banquete de pirañas. Y tú eres el plato principal.

Porque aquí nadie arregla nada por solidaridad. Aquí todo se convierte en “porcentaje de lo recuperado”. ¡Porque lo importante es el CASH!

Y si la aseguradora se niega —como siempre hace—, empieza el pleito que puede durar meses. Y, cuando por fin llega el cheque, ya no alcanza ni para pagar por la pintura. Es un ciclo vicioso donde todos ganan… menos el que perdió el techo.

El Mosquitazo

Huracán no mata, huracán no hiere. Mata la prima que nadie quiere.