Era de noche. Y allí, bajo los reflectores del palacio presidencial, lo esperaban jovencitas vestidas de blanco y alineadas como perlas del Golfo Pérsico.
El presidente de Estados Unidos de América, Donald J. Trump, aterrizó en Abu Dabi y fue recibido con una ceremonia tan inusual como simbólica: una danza tradicional donde las jóvenes agitaban sus largas cabelleras al ritmo de tambores tribales.
Se trataba del Khaleegy, una danza femenina típica persa, que celebra la feminidad y la gracia mediante movimientos elegantes del cabello y las manos.
Nada de pancartas, ni insultos, ni empujones. Solo cabelleras, sonrisas, y un líder admirado con gesto satisfecho y mano amiga.
Ni CNN supo buscarle un ángulo negativo a esta ceremonia de respeto y admiración a nuestro presidente.
Mosquitazo
Cabelleras al viento, respeto en el andar,
así lo recibieron sin tener que gritar. Entre tambores, danzaba la admiración,
¡y el viento susurró… “aquí manda el León”!