Postal desde El Salvador

Un hombre que fue símbolo. Un nombre que repitieron con rabia, con rabia, con rabia… hasta que se volvió consigna. Padre, mártir, santo civil. Luego, expediente: Kilmar Abrego García.

Hoy no hay marcha. No hay cartel. No hay portada. Solo una imagen.

Una postal enviada desde el CECOT. por el reo expatriado, dice:

«Por favor, no me olviden.»
—Kilmar

Porque los demócratas que lo usaron… ya no lo visitan. Porque los medios que lo glorificaron… ya no lo cubren. Porque los que gritaban su nombre… ahora no quieren ni oírlo.

Y él sigue ahí. En su tierra, El Salvador. Viendo la roncha que él causó desaparecer en el olvido.

El Tren de Aragua: destino, CECOT

A los temibles pandilleros del Tren de Aragua se les acabó la fiesta.
Se les fueron los tatuajes… y su bravuconada.
Lo único que hacía falta era un nuevo presidente con los cojones bien puestos.
Y ese no es otro que Papá Trump.

Él los declaró terroristas internacionales, y la ley salió a buscarlos hasta debajo de las piedras.
A los primeros que cayeron, los mandaron sin escalas a Guantánamo, y de ahí, derechito al CECOT, en El Salvador.

Hoy, lo que queda de esa pandilla de criminales está haciendo fila, a la espera de su celda en territorio salvadoreño.
Ellos ahora son lo que ves en la foto: tristes e inofensivos payasitos de un circo de poca pacotilla.